Preparación
Si las uvas que vamos a usar tienen semillas, el primer paso será cortar una por una todas las uvas a la mitad para extraer las semillas. Obviamente, este paso podemos omitirlo si hemos comprado uvas sin semillas. En cualquiera de los dos casos ¡dejaremos la cáscara! Si la quitáramos, además de cambiar el sabor de la tarta, las uvas serían demasiado blandas y perderían todo su líquido.
Una vez que tengamos preparadas las uvas sin semillas, las pondremos en un cazo con el zumo de limón y el azúcar. La cantidad de 1 taza de azúcar es orientativa, si las uvas están muy dulces tal vez prefieras echar menos azúcar. Pondremos en el fuego y, cuando la mezcla empiece a hervir, la dejaremos a fuego bajo durante diez minutos (debe consumirse casi todo el líquido que suelten las uvas, así que pueden dejarse más tiempo si es necesario). Luego retiraremos del fuego y dejaremos enfriar.
Mientras tanto prepararemos la masa con los demás ingredientes. Para ello mezclaremos en un cuenco harina, sal y azúcar. Luego añadiremos la margarina y empezaremos a trabajar con las manos, finalmente agregaremos el agua fría y seguiremos trabajando.
Dividiremos la masa en dos bolas, una un poco más grande que usaremos para la parte de abajo de la tarta. Extenderemos la masa con un rodillo y luego la colocaremos con mucho cuidado en el molde para que no se rompa. Cubriremos bien los bordes, echaremos las uvas y colocaremos encima la tapa de la tarta.
Uniremos la tapa de la tarta con los bordes de la base ya sea enrollando ambas capas de masa o aplastándolas contra el borde del molde con un tenedor. Luego haremos tres o cuatro agujeros en la masa de la tapa pinchando con un tenedor para dejar que salga el vapor de las uvas cuando la tarta esté en el horno.
Meteremos al horno a 170ºC durante 35 minutos.